reflexiones de un

CURA DE PUEBLO

Una Mujer vestida de Sol

“Una gran señal apareció en el cielo: una mujer vestida de sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas; está en cinta y grita por los tormentos de dar a luz” (Ap 12).

Una mujer vestida de sol; vestida de la luz de Dios, luminosa, llena de gracia y plena de amor de Dios. Tiene bajo sus pies la luna, símbolo de la mortalidad (no es luz propia, es luz recibida). María está asociada a la victoria de Jesucristo, por encima del pecado y de la muerte. Por eso fue concebida sin pecado y al final de su vida será elevada al cielo. Una corona de 12 estrellas significa a las tribus de Israel y pone a la Virgen en el centro del pueblo de Dios. María es tipo y figura de la Iglesia (que también tiene a Jesús dentro).

Hay otras divinidades menores que son esas ideologías del odio a la iglesia que dominan y se imponen a los hombres que no tienen a Jesucristo como Señor. Son como falsos dioses que destruyen al hombre. Son las cabezas de ese Dragón.

Lo primero que hace el Dragón es brotar un gran río para arrastrar a la mujer en parto, pero la buena tierra lo absorbe y no hace daño. Son esas corrientes que quieren dominar a todos hacer desaparecer la fe de la Iglesia.
El dragón ha fracasado en destruir a Jesús y derrotado dirige sus ataques contra la Iglesia en el desierto del mundo. La única insidia a la cual la Iglesia debe temer es la del pecado de sus miembros. Por eso nos dirigimos a nuestra Madre celeste pidiendo ayuda.

Enemistad desde el principio entre la vieja serpiente y la mujer que aplasta la cabeza –porque la victoria es de nuestro Dios- pero la serpiente sigue viva enroscada, furiosa. 

La mujer fue llevada al desierto sobre alas de águila. Como fue llevado Israel al desierto al salir de Egipto. Es llevada sobre alas, porque no pertenece a la tierra, es figura celeste: vestida de sol. El águila es el ave que vuela más alto, sabe que el peligro para sus polluelos solo puede venir de abajo. Por eso los carga sobre sus alas para defenderlos.

Dijo el profeta Miqueas: “Retuércete y grita, hija de Sión, como mujer en parto” Se refiere a la Mujer Sión que da a luz, son todos sus hijos. Está alumbrando a un nuevo pueblo que entrará en el cielo. En la Jerusalén celeste.

El Dragón, diseñado para destruir, es rojo por la sangre de sus víctimas. Los detalles de su aspecto están tomados del libro de Daniel. Pretende suplantar a Dios: Los siete ojos símbolo del espíritu de Dios, se convierten en siete cabezas. Los siete cuernos se transforman en diez y las diademas aparecen aquí como coronas.

No debe menospreciarse la potencia del diablo: eso significan los 10 cuernos. Tiene poder para gobernar la tierra: por eso tiene 7 coronas; por eso es príncipe de este mundo.El diablo sabe que ha llegado su fin. El niño nace, es un varón; es el Mesías que arrojará al príncipe de este mundo. Ha nacido; pero no en Belén, sino en la mañana de Pascua y los dolores son los del Calvario. La Resurrección es el momento del “nacimiento” del Cristo Resucitado, victorioso del gran Dragón. 

La Iglesia está hoy asediada por el Dragón, pero de ella se ocupará Dios Padre. Los que quieren destruir a la Iglesia fracasarán. La serpiente venció en el jardín del paraíso, pero nunca en el desierto. El desierto es refugio de los perseguidos (como los perseguidos del Faraón). Allí será alimentada 1260 días. (Tiempo de la ocupación de Jerusalén por los paganos y del reinado del Anticristo). Dios no elige el camino más corto, pero sí elige el camino que lleva a la Tierra Prometida.

Para entender las dimensiones de esta lucha, San Juan nos traslada a la guerra del cielo entre Miguel y sus ángeles contra el Dragón y los suyos. El mal entró en el mundo por la rebelión de los ángeles caídos, que prometen a los hombres una mentira: ser como dios. A esta tentación responde el nombre de Miguel ¿Quién como Dios? Los ángeles caídos no prevalecieron y no hubo lugar en el cielo para ellos, fueron arrojados a la tierra. 

El Apocalipsis quiere dar ánimos a los fieles en medio de nuestra debilidad y en medio de la persecución. La lucha no ha terminado, la serpiente sigue enroscada buscando a quien devorar. ¿Qué nos puede fortalecer? el dar testimonio de Jesús con la palabra y con la vida.

Ha llegado el tiempo de la salvación gracias a la sangre del Cordero (muerte de Jesucristo) y al testimonio perseverante de los santos. Mientras la Mujer en el desierto -que es la Iglesia-, vive un tiempo de protección y para ser conducida por Dios. Con muchas pruebas y persecuciones hasta que definitivamente sea derrotado el Dragón, que es el enemigo de la mujer desde el comienzo de la historia.